Si usted vende abrigos, se alegra cuando llega el invierno.
Si usted comercia con insecticidas, necesita la aparición de plagas.
Y naturalmente, si usted fabrica armas… Imaginemos un bombardeo.
Necesita guerras donde esas armas se puedan emplear.
Pero, pregúntese, ¿qué hacer si no hay guerras?
Hay que fabricarlas. De lo contrario, la industria bélica, una de las tres más rentables del mundo junto con la droga y el petróleo, se paralizaría.
En los últimos 50 años, no ha habido un solo día de paz en nuestra tierra. Durante la llamada Guerra Fría, desde 1945 a 1988, se desataron 43 conflictos entre países y 60 guerras civiles.
En el mercado mundial de armamentos, Estados Unidos acapara la mitad de todas las ventas.
Muchas armas se venden en la propia Norteamérica. Se calculan 230 millones de armas de fuego en manos de ciudadanos estadounidenses. Esto da un promedio de un arma por persona adulta.
A Estados Unidos le sigue Inglaterra con un 19 por ciento del mercado total de armas. Después, vienen Francia y Rusia.
No es casual que Estados Unidos, el mayor fabricante de armas, sea también el mayor fabricante de guerras en el mundo.
Desde su independencia hasta la fecha, los Estados Unidos, sin haber sido atacados, han enviado sus tropas 216 veces en contra de otras naciones.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha bombardeado 23 países.
Por cada dólar que la Organización de Naciones Unidas emplea en misiones de paz, Estados Unidos invierte mil dólares en gastos militares.
La guerra es un negocio muy rentable. La última gira de Condoleezza Rice por Medio Oriente no fue para resolver conflictos sino para vender armas.
La Secretaria de Estado norteamericana logró jugosos contratos por 20 mil millones de dólares con los países del Golfo, 30 mil millones de dólares con Israel y 13 mil millones de dólares con Egipto.
La guerra es un negocio redondo. Se venden armas, se conquistan territorios, se controlan reservas petroleras y mercados de drogas.
La supremacía militar garantiza la hegemonía política.
Esto explica la sorprendente recomendación del Documento de Santa Fe Número 4, elaborado por militares, diplomáticos y académicos republicanos, y presentada al gobierno de George W. Bush:
Para Estados Unidos es prioridad nacional la búsqueda de un nuevo enemigo internacional.
¿Esta recomendación tendrá algo que ver con la extraña caída de las Torres Gemelas el 11 de septiembre?
BIBLIOGRAFÍA
Luis Hernández Navarro, Apuntes para comprender la guerra que llegó, La Jornada, México.
Hay que revisar los documentos desclasificados de la CIA, para ver cuáles de estos gobernantes son palomas o aguilas en este tema de los perros de la guerra.
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