En este momento, los presupuestos de los países estiman 200 veces más recursos financieros para adquirir y mantener armas, que para la producción de alimentos.
Estamos en una conferencia, no cualquier conferencia, en la histórica ciudad de Roma, en la península Itálica, reunidos en la sede de la Organización de Naciones para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para hablar del hambre del mundo.
De pronto se cumple con un hecho noticioso de importancia capital para la cumbre. Estimados delegados de las naciones aquí presentes. Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros países desarrollados, comprometen… ¡4 mil 500 millones de euros para luchar contra el hambre en el mundo, especialmente en África! Aplausos y más aplausos.
Con bombones y platillos concluyó la Cumbre de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria de la FAO celebrada recientemente en Roma. Las donaciones de los países ricos ascienden a 4 mil 500 millones de euros para promover el desarrollo agrícola y paliar las hambrunas generadas en los países pobres por el aumento del precio de los alimentos.
Algunos ingenuos pensaran: Qué generosos!... ¡Eso es lo que me gusta, que se conduelan de nosotros, los pobres! Pero observemos algunos datos que no se dicen en esas cumbres hipócritas, que no solucionan el problema de raíz sino que hace paños calientes para complacer los intereses de las grandes corporaciones, veamos.
Los gobiernos de esos mismos países destinaron en este año, sólo en este año, 850 mil millones de euros a gasto militar. 850 mil millones es casi 200 veces más que lo que dieron para luchar contra el hambre. 200 veces más dinero para armas que para alimentos. Ahora la pregunta recurrente. Armas, ¿para qué?
Para nada. Para engordar las cuentas millonarias de los traficantes de armas. La venta de armas es un negocio redondo. Parece que así combaten mejor el hambre, matando a los hambrientos. Veamos el caso de Estados Unidos, que “regaló” unos cuantos milloncitos en esa ilustrísima reunión de la FAO… ¿sabe usted cuánto gastó Estados Unidos en armas en este año? 547 mil millones de dólares. Esa tal “ayuda”, esas “donaciones” no son para que África salga de la pobreza… Ese dinero es para obligar a los países africanos a comprar semillas transgénicas y otras porquerías que venden las empresas gringas, la Monsanto y todas ésas que están acabando con el planeta. ¿Ves cómo es el truco?
No es limosna, amigo lector, es negocio también.
* Docente y político de la parroquia Caricuao.
Recomiendo leer el articulo DESVIAR LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS HACIA LA PRODUCCIÓN DE BIOCOMBUSTIBLES ES UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD. Publicado en este impreso en el mes de Junio para una mejor compresión de lo escrito.
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